KARL GROSSMAN “EL CARNICERO DE BERLÍN” (+18)

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Este asesino en serie de origen alemán, declaró en su último juicio haber matado a más de 50 mujeres a lo largo de su vida, además de confesar que se había entregado a la bestialidad y necrofilia. Grossman era considerado un monstruo de la vida real, pues siempre estuvo dominado por perversiones tan depravadas y desagradables, que parecían sacadas de las películas más gore y atroces. 

Desde muy temprana edad fue un degenerado sádico y sexual, por lo que antes de dejar este mundo ya había cumplido tres largas condenas de cárcel, por abuso sexual y físico infligidos a menores de edad. Incluso en uno de esos casos, terminó en la muerte de una de las víctimas infantiles.

No se sabe gran cosa de sus primeros años, salvo que trabajó de carnicero por un tiempo y llevaba ocho años viviendo de inquilino en un apartamento.

Su ocupación era vivir de la mendicidad en las calles, y solía gastar su dinero en prostitutas. Aunque durante ese periodo Grossman se convirtió en una especie de recluso y se apoderó de la cocina, llegando al extremo de prohibirle la entrada al mismo propietario. Lo más extraño es que solían entrar únicamente mujeres jóvenes, y chicas de la calle para satisfacer las necesidades de Grossman. No obstante, el número de mujeres que entraban era tan grande, que transcurrió bastante tiempo antes de que los vecinos se dieran cuenta de que ninguna de ellas salía del apartamento.

Finalmente Grossman fue arrestado en Agosto de 1921, en su apartamento de Berlín. El motivo de su detención se debió a que los vecinos dieron aviso a las autoridades, tras escuchar terribles gritos y golpes de lo que parecía una lucha violenta, procedentes de su domicilio. Cuando los agentes llegaron los ruidos ya habían cesado, por lo que registraron rápidamente el apartamento encontrando el cadáver de una joven recientemente asesinada sobre la cama. Lo más raro del asunto es que de todas las mujeres que entraron al apartamento, quienes también fueron víctimas de Grossman, sólo se encontró el cuerpo de esta última. Entonces la pregunta clave era: ¿Qué pasó con los cuerpos de las demás mujeres?

Aquí se puede observar sobre la cama, el cuerpo inerte de una de las víctimas

Posteriormente fueron descubiertos restos en la habitación de Grossman, donde el examen indicó que durante las tres semanas anteriores a su último crimen, este había matado y desmembrado por lo menos a tres mujeres. Ya estando tras las rejas, Grossman confesó que llevaba a mujeres a su casa, donde las violaba, asesinaba y descuartizaba para vender su carne en el mercado negro, lanzando las partes inservibles y huesos al río Spree. Pero esto no es lo peor; pues aseguraba que preparaba con la carne de sus víctimas, salchichas para venderlos como perros calientes cerca de la estación del ferrocarril de Silesia, ganándose a pulso el alias de “El Carnicero de Berlín”.

Como resultado de estas atrocidades, Karl Grossman fue consignado a prisión y condenado a pena de muerte. Antes de que llegara el momento de su ejecución, este se suicidó colgándose en su celda para así poder evadir las manos de la justicia.

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